Muerte
comida
en cualquier sombra me dicen niño
pero soy un trago nevado de la espera
quizás no soy nada
o un junio velozmente en este clima
de rodillas
pero también para luchar me sé cada cual
con su desodorante masticado
a navaja de partir hacia la noche
porque en la indefinida colección del agua
sufrimos
eso es
no sé la respuesta de la infamia
no la sé
o quizás
porque no sé más que la excepción de mi suspiro
o inciertos y despedazados rumbos imposibles
imposibles
donde lágrimas tan últimas parecen sangrientas
o muerte comida
o muerte mal..., malgenerada
o muerte -solo- para morir
en definitiva
con esto o con lo otro por aquí hacia donde vayas
aunque declaro convencido de que sirvo para gritar atado
por autodefensa
como aquel muy oráculo amistoso de mis uñas
acaso de la desarrepentida inercia del crepúsculo
porque sí
porque más a ciegas desacurrucando la verdad
y la lluvia medrada por sus silencios es límite
sí
tal como encender la ebriedad del cielo
al íntimo lado
mientras yo ya ni soy perfecto que es desgarrada una pena
una pena siempre
desencarnada a pena -¡Dios!- por la sucia flauta
y luego me echarán en plomo al río
(¿sobrevivir?)
en cualquier sombra me dicen niño
pero soy un trago nevado de la espera
quizás no soy nada
o un junio velozmente en este clima
de rodillas
pero también para luchar me sé cada cual
con su desodorante masticado
a navaja de partir hacia la noche
porque en la indefinida colección del agua
sufrimos
eso es
no sé la respuesta de la infamia
no la sé
o quizás
porque no sé más que la excepción de mi suspiro
o inciertos y despedazados rumbos imposibles
imposibles
donde lágrimas tan últimas parecen sangrientas
o muerte comida
o muerte mal..., malgenerada
o muerte -solo- para morir
en definitiva
con esto o con lo otro por aquí hacia donde vayas
aunque declaro convencido de que sirvo para gritar atado
por autodefensa
como aquel muy oráculo amistoso de mis uñas
acaso de la desarrepentida inercia del crepúsculo
porque sí
porque más a ciegas desacurrucando la verdad
y la lluvia medrada por sus silencios es límite
sí
tal como encender la ebriedad del cielo
al íntimo lado
mientras yo ya ni soy perfecto que es desgarrada una pena
una pena siempre
desencarnada a pena -¡Dios!- por la sucia flauta
y luego me echarán en plomo al río
(¿sobrevivir?)