CUANDO QUIERA EL HORIZONTE
La perdición sé
como muerte testaruda
y, sin embargo, siempre he caminado
tiernamente
en busca de un horizonte
dejando mis latidos niños libres
- así mi sentimiento -.
El abandono sé
siempre
como una Gioconda que se ha preguntado
por muchas imposturas de crueldad
y también de injusticia
- eso es quedarse abandonado por los
que deben dar respuesta -
y, sin embargo, he soñado más y más luz
de ciertos rostros misteriosamente por
mí comprensivos
en cualquier amanecer.
Sí, el olvido sé
como una sombra desechada hasta por el
silencio
o por la loca mentira
de lo que quiere creerse poder a toda
costa
y, sin embargo, con mi desnudo
que es tan intenso como un mar,
con mi desnudo
corazonadamente sólo para el hambre
humilde y nómada
y para el aliento durmiéndose en las
musicalidades
de la esperanza,
alegro las confianzas de mi voz
en un horizonte ya por cualquier
parte,
cierto.
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