sábado, 18 de agosto de 2012


Señor: 


La niebla no puede más,
ni las palabras muertas,
ni la soledad que no sabe serlo,
ni los ríos esqueléticos,
ni nada del viento que no se asesine.

No puede más nada, nada puede más
si lleva el corazón
en convencimiento,
deteniendo los fusiles
o arreglando los libros
para el niño que va a crecer
por unos labios que sean 
del mundo no astuto y silenciador...,
no castigado
de la vida.

¡Nada ni nadie puede más!

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